La semana pasada, se trasmitió a nivel nacional una entrevista al actual postulante a la alcaldía, Ricardo Belmont. En hora y media, el candidato le daría un giro inesperado a la mentalidad del electorado y a las expectativas sustentadas en las últimas encuestas. Las mismas que posicionaban a Renzo Reggiardo en un firme primer puesto con 16%, y con 6 puntos menos ubicaban a Belmont en el segundo puesto (10%), pero después del discurso alarmista en contra de la inmigración venezolana que expondría Belmont, aún no sabemos cómo se alterarán los puntajes. Aunque está claro que habrá consecuencias, debido a la gran cantidad de personas a las que movieron sus ideas xenófobas. Lo ocurrido en la última semana trae a colación el tema central de esta nota: ¿Los discursos de odio “funcionan” en campañas electorales? Para analizar el tema tomaremos el Caso Ricardo Belmont:
“Quiero ser alcalde y tal vez presidente. Porque este problema de los venezolanos lo arregla un tipo que tenga los pantalones bien puestos. Nos hemos olvidado de los nuestros”, declaró tajantemente Belmont, presentando a los venezolanos como los “villanos” de la historia. De esta forma, solo faltaría una posición: el héroe. Queda claro que desea mostrarse como el salvador. Sin embargo, no debemos olvidar que el renovado apoyo que viene recibiendo el candidato está basado en el miedo que sienten tantos peruanos de perder su trabajo, de tener menos posibilidades de surgir o más competencia… en general a sus carencias.
“El descrédito de las palabras daña también la democracia y, en consecuencia, la confianza entre el elector y el elegido.”
El Perú no era así…
Este tipo de discursos son comunes en las campañas políticas, lo que no es común en nuestro país es la propagación masiva de ideas xenófobas. Perú, siempre fue ante los ojos de América, un país solidario. Sin embargo, este tipo de mensajes radicales, populistas –que siguen un clamor popular- ya se veían en otros países. Podríamos mencionar el caso más conocido por los latinoamericanos: Donald Trump, quien señaló a los latinos como la causa de los problemas de los americanos, llegando al punto de querer construir un muro en su frontera con México, por la misma razón.
No es sencillo quitarse la etiqueta de candidato con ideas radicales o discursos de odio.
Pero, realmente ¿utilizar discursos radicales o de odio en campañas políticas puede significar ganar el favor del electorado? “Funciona para posicionarse, pero no necesariamente para ganar una elección. Ello porque la mayoría del electorado suele estar al centro del espectro político. En política mundial reciente, el caso de Trump es inusual y ya en el poder ha mostrado los límites de gobernar en un ambiente tan enrarecido”, comenta José Carlos Requena, profesor del Diploma en Imagen y Comunicación Política de ESAN.
Y agrega que un candidato debe conocer las expectativas de la población, pero debe ser responsable con las cosas que dice y ofrece. Ya que, el descrédito de las palabras daña también la democracia y, en consecuencia, la confianza entre el elector y el elegido.
“Desde hace mucho, la política peruana está fuertemente personalizada. Ello no cambiará en esta elección”
Hasta el momento, Belmont se ha convertido en el salvador para aquellos que simpatizan con sus ideas. Sin embargo, se ha hecho del calificativo de “xenófobo” ante otros muchos. Y no es sencillo quitarse la etiqueta de candidato con ideas radicales o discursos de odio. Aunque, “(quitarse la etiqueta) dependerá del propio candidato. En el caso particular de Belmont, él ha dejado su momentáneo retiro y es incierto que vaya a pasar tras la culminación de la campaña, de no resultar elegido alcalde”. Es decir dependerá de si en sus próximas acciones refuerza o desestima su posición inicial.
Las campañas políticas en nuestro país se han caracterizado por resaltar más al candidato en sí mismo, como persona, como parte de una familia, como mero ciudadano, y se ha dejado de lado la idea de partidos políticos, así como sus bases, ideología y los estatutos que los rigen.
“Desde hace mucho, la política peruana está fuertemente personalizada. Ello no cambiará en esta elección”, señala el especialista. Y agrega, que esto se sigue dando a pesar de que el daño en la imagen de la mayoría de políticos ha tenido una fuerte consecuencia en la actual campaña: una gran apatía del electorado hacia candidatos.
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